El presente artículo fue realizado por el estudiante de segundo año de la carrera de Comunicación Social Alejandro Herrera y fueron sus palabras en el acto de bienvenida a los estudiantes de nuevo ingreso de las carreras de la Facultad de Humanidades y Educación.
Tras conmovidas clases de historia me senté y reflexioné. Me alegró haber conocido que mi país se caracteriza por luchas sociales que han sabido alcanzar los objetivos, destacando con presencia humana en actos como la Independencia o el 14 de febrero de 1936, así como el compromiso social en las recientes luchas nacionales que fructíferas o no, algo sí es cierto: nos encontramos en un momento histórico en el que la crisis nos invita a ser protagonistas en nuestro país.
No quiero sonar como el típico motivador. Esto lo hago porque va mas allá de eso. Para mí es importante poder colaborar ante esta guerra mediática en la que nos encontramos y por eso me atrinchero en mi sitio de conocimiento preferido. Sí, aquí con ustedes. Para hacer esta reflexión.
¿Y que pasó con nuestra venezolanidad?
Camino a diario por las calles de mi ciudad y encuentro un pueblo deprimido, escucho quejas, llanto y solo comentarios que invitan a agachar la cabeza y entregarse a la expectativa e incertidumbre del mañana. La frase “vivir un día a la vez” se ha convertido en algo cotidiano, así como también es cierto que el término sobrevivir se ha afianzado en el vocabulario del venezolano. ¿Y qué pasó? Nos moldearon en un país en donde hablar del futuro es imprudente y en donde ya no se habla de exportar café ni petróleo sino de exportar conciencia y al venezolano, pasando a ser el principal producto de exportación, y digo producto pues en lo personal pienso que cada uno de nosotros tiene el potencial para ofrecer talento e ideas que han de ser cotizadas.
Mi pregunta no invita solo a la reflexión, al debate, al comentario. Mi pregunta nace al querer invitarte a pensar, al querer invitarte a crear y sí, los que me conocen saben que la siguiente frase es invitarte a actuar, porque somos el presente, un pueblo que nace en medio de la crisis y ha sido sumamente paciente, pero cuidado porque la paciencia nos puede cegar, y si dormimos nuestra conciencia ¿qué país habremos de cosechar?
¿Talento? Lo hay, sí y sobrante, pero reconozco que en medio de esto somos ignorantes, tenemos que empezar a crear buenos retratos, no solo hablemos de cuántos de nosotros tienen dañados sus zapatos. Pero aquí no nos vinimos a lamentar, permíteme aplaudirte por elegir la universidad, por que es la mejor manera de definir nuestro futuro, y demostrarle al mundo que Venezuela no es solo un país oscuro.
Recordemos los influyentes, esas personas importantes, empiezo con Bolívar, Tío Simón, Teresa Carreño y Miranda, ampliemos la lista, hablemos de nuestra orquesta sinfónica y grandes bandas…
Y ahora me pregunto cuál es la diferencia… Quizá ellos fueron influyentes por haber corrido ante la paciencia y como responsable de mi labor social quiero invitarte a construir en la vía a nuestra nueva sociedad. No será fácil, será fuerte, pero quiero que sepas que familia que aprende unida, crece unida, así que mi compromiso es invitarte a recordar, cuán grande es nuestra venezolanidad.
Y dónde está el señor en la mañana que grita “¡se vende café!”, el que vende periódicos y el que te saluda sin conocer, el desconocido que al entrar al bus te daba los buenos días y nunca faltaba el venezolano que te invitaba una fría... y dónde está el que decía, “venga pase primero usted” o el que sonreía en la calle sin siquiera conocer. Y dónde me pregunto, porque los ando buscando y tíldenme de loco, pero hoy esa risa es la que estamos necesitando.
Escuchen, lo sé, es fácil decirlo y vivirlo genera estrés, pero digo, pienso, ¿ustedes me escuchan?
O empezamos hoy, o morimos en la lucha.
Al final del día reflexionen, pan duro no es pan duro, duro es no tener pan. Y si no hay pan, entonces sembremos el trigo.
Alejandro Herrera
Est. Comunicación Social ULA
